Pasamos mucho tiempo hablando de lo que es posible, constreñidas por estrecho marco de pensamiento y acción que nos deja el sistema capitalista patriarcal. Si la crisis es entre el capital y la vida, las propuestas transformadoras habrán de ser las que sitúen las necesidades y la dignidad humana en el centro.

Para que lo imposible pueda hacerse realidad, primero hay que atreverse a imaginarlo, a nombrarlo, a reflexionar cómo serían nuestras vidas desde esas coordenadas. Este texto es una invitación a hacerlo: ¿empezamos?