Epitafio para heilipus. Una deflagración

Parra, Martín

Editorial: Queimada

ISBN: 978.8485735754

Publicación: 2015

Nº de páginas: 125

Precio: 10,00 €.

Le llega la pleamar a deshoras, cuando abre los ojos, tendido
sobre ese mínimo colchón de flores estampadas, que es lo blando
del plegatín que le muele los huesos. La cama está en una
esquina, la cama testimonial, trenzada de convalecencias y
exudaciones íntimas. A su alrededor se advierten enseres de una
vida descodificada, pruebas del desorden, que anuncian la
repudia del presente que allí se hace. Se frota la cara y se
incorpora, con perspectiva de trabajo y algo de culpa, estira la
espalda, se queja del riñón.
Para los heilipus el tiempo no existe, no tiene asunto. Tal vez es
por eso que el Sardo está llegando tarde. Los heilipus trasponen
urgencias (lo impecable y morboso de las urgencias) en viva
resolución, las más veces transitoria, y esa es su manera de medir
el tiempo: en función de los aprietos.
Sobre la única silla de la habitación descansa una cosa aromá-
tica, algo que ha recibido esa mañana, de utilidad y apariencia
desconocidas, porque lo custodia una caja de madera para la que
no tiene llave. A partir de ese momento él lo va a llamar POJ
{...} ? Pues nada, al Turco . Dónde estará el Turco.
Lo que no sabe él es quién es el Turco, ni le interesa, es una
confidencia sucia la que le ha llevado a aquello, una confidencia
imprevista de por la mañana, entre heilipus, cerca del callejón del
Café Lacroix.
? Tú tienes cuajo. Verás qué bicoca. Te cuento...
Los de su género, socialmente invertebrados, son parásitos de las
hojas del civismo, hábiles en el traspié, en el engaño, para lo cual
se bastan de un pico fuerte y curvo y de unas antenas que suelen
procurarles buenos lucros. El Sardo tiene, además, manos niñas,
gesto difícil, ojos hundidos, prurito delincuente.