Némesis médica. La expropiación de la salud y otros escritos

Illich, Iván

Editorial: Irrecuperables

ISBN: 9788485209293

Publicación: 2020

Nº de páginas: 414

Precio: 15,00 €.

La medicina actual no quiere plantearse las causas del aumento de enfermedades, ya que estas constituyen la base misma de la sociedad y del sistema económico: ciudades masificadas, consumismo, trabajo precario y alienante, sobreproducción, contaminación y falta de cohesión social, lo que genera estrés, frustración, angustia, falta de motivación y de alegría, etc. Las estrategias médicas fracasan porque concentran demasiados esfuerzos en atajar la enfermedad pero nunca las condiciones estructurales que las causan.

Asimismo, la medicina moderna pone en pone en riesgo el conocimiento popular, el conocimiento que tiene cada persona sobre su propio cuerpo y la capacidad curativa de este. El sistema capitalista arrebata a las comunidades sus conocimientos y concepciones sobre la salud, la enfermedad y su tratamiento. Una verdadera invasión farmacéutica pretende convencernos de que no hay salud fuera de los procedimientos de la clase médica profesional. Un nuevo lenguaje, elaborado en las altas esferas sociales, impregna entonces la sociedad, reduciendo lo que constituye un punto esencial de la salud de cada invididuo: su autonomía personal.

Iván Illich define la medicina actual como el monopolio radical de los expertos: tecnócratas como los que más, desde los ministros de salud y los gerifaltes de las multinacionales farmacéuticas y biotecnológicas, pasando por parte del personal de clínicas y hospitales (como los médicos comprados por los visitadores de las farmacéuticas, sin pensamiento crítico o sin vocación). Illich aborda también temas como al diagnóstico y el estigma. Y analiza, desde la antropología social, cómo percibimos y significamos el dolor o la muerte en nuestra cultura.

En el momento actual de pandemia decretada es más necesario que nunca recuperar las reflexiones de un pensador de la altura de Iván Illich. Esta nueva edición de Némesis médica incluye una nueva introducción, un texto del autor reflexionando sobre el libro, y otros artículos; además de un capítulo de David Cayley, su principal discípulo, sobre la pandemia del coronavirus.

La medicina actual ha degenerado, quiere ser dueña de toda nuestra vida: su ideal es la prevención absoluta, totalitaria; encomendará ilusamente a la genética el crear un cuerpo mudo: pura fuerza de trabajo y de consumo, aun sabiendo que el precio de destruir la capacidad curativa innata es la enfermedad degenerativa (medicalización permanente: crear un enfermo incurable).



SOBRE EL AUTOR

Iván Illich (Viena, 1926 – Bremen, 2002)

Es uno de los filósofos más importantes de la segunda mitad del siglo XX, autor de libros como La convivencialidad, la sociedad desescolarizada o El género vernáculo.

Illich fue un pensador polifacético, clasificado como anarquista, muy crítico con la idea de progreso vinculada al desarrollo de las sociedades industriales y la cultura moderna. Así realizó lúcidas críticas a la escuela por su institucionalización del aprendizaje, a la profesionalización de la medicina y su comercialización, así como al trabajo ajeno y no creador. Fue un estudioso del uso de la energía en las sociedad contemporánea y denunció el consumo voraz de esta, necesario para el desarrollo económico, como una negación de la equidad y justicia social. Su obra se inscribe dentro de las corrientes antiindustriales, en la linea de Lewis Mumford. Su esplendor surgió al conocerse sus primeras publicaciones en los años 70 y su lectura está ligada al surgimiento de diversos movimientos sociales (ecologistas, equidad, minorías, etc).

La familia de Illich y él mismo fueron perseguidos por el nazismo. De joven estudió Histología, se graduó con honores en Cristalografía en la Universidad de Florencia, después en Teología y Filosofía en la Universidad Gregoriana de Roma, y se doctoró en Historia en Salzburgo. Fue ordenado sacerdote pero no aceptó el ofrecimiento de trabajar para la Santa Sede, en su lugar prefirió trabajar como párroco asistente en un barrio de Nueva York. Pronto rompió sus vínculos con la jerarquía eclesiástica, ya que sus teorías pedagógicas, muy agresivas con cualquier forma de poder institucional, se mostraban especialmente críticas con la Iglesia católica.

En 1956 se trasladó a Puerto Rico para ocupar el cargo de vicerrector de la Universidad de Ponce, año en el que fundó el Centro Intercultural de Documentación (CIDOC) en Cuernavaca, México. Y se consagró a la redacción y difusión de sus radicales ideas pedagógicas por Latinoamérica, donde pronto alcanzó un notable prestigio que le condujo a asesorar directamente la política educativa del gobierno boliviano (junto al pedagogo Paulo Freire). En 1966 las ideas desarrolladas desde del CIDOC le enfrentaron con la Santa Sede y el propio gobierno mexicano.