El tipo aparentemente simplón que protagoniza esta novela pasa a ser el Tipo con mayúscula en tan solo un párrafo; sin embargo, piensa resistirse a salir de la bañera en la que ha decidido vivir durante todas las páginas de este libro. La única compañía que desearía tener es la de Ella, la chica a la que conoció antes de encerrarse en el baño de casa. Lejos de la soledad que busca para terminar de traducir un libro epistolar entre Camus, Sartre y Beauvoir donde está añadiendo pasajes en los que fabula con que los tres fueron los primeros bañistas-existencialistas, el Tipo se verá acompañado por un segurata a quien le han encargado que le propine una paliza, un secretario que se parece sospechosamente a Samuel Beckett, el gato suicida de un vecino y una portera con muchas ganas de llamar a la policía. Al más puro estilo de las novelas Bartleby y siguiendo la estela de Un hombre que duerme, de Perec, el Tipo llega en esta novela para mostrarte un manifiesto bañista-existencialista de un prestigioso club al que supuestamente pertenecieron los mejores escritores franceses del siglo pasado y que ahora busca nuevos socios. A través de unas narradoras misteriosas que irán revelando gota a gota su identidad, vamos acercándonos a un Tipo que tendrá que superar muchos inconvenientes para soportar su decisión: la de vivir en la bañera y nada más.