Hace tiempo que acostumbramos a ver paisajes de plásticos como parte de la agricultura de Andalucía. La televisión, los periódicos e incluso los libros de texto nos enseñan las cualidades estupendas de la agricultura intensiva y bajo plástico.
Nos va pareciendo hasta normal que donde antes había tierra hoy se construyan invernaderos, pues esto permite que haya mucho benefi cio...¿para quién? Si de algo estamos seguro es que da muchísimos benefi cios económicos a los amos de la tierra, a los propietarios de las empresas productoras y a las multinacionales agroalimentarias. Como ejemplo de una Andalucía que no para de crecer, que se crece y se vuelve imparable, los tomates de Almería se consumen en los hipermercados de comida rápida y las fresas de Huelva se toman de postre en Europa central. Detrás de estas producciones se encuentra el rostro verdadero de l@s que soportan la explotación del siglo XXI en el campo andaluz: miles de jornaler@s de muy distintas procedencias y con distintas situaciones. En Huelva los jornaler@s de la temporá de la fresa son sin duda los nuevos esclavos de este siglo. Los esclavos de la precariedad, la miseria y la falta de dignidad. Las personas y colectivos que trabajan por el reconocimiento de los derechos de l@s temporer@s de la fresa de Huelva denuncian en este libro la situación actual.