Sobrevivir al paraíso. Secuelas permanentes (2000-2014)

Sobrevivir al paraíso. Secuelas permanentes (2000-2014). Jaime Gonzalo (2015). Cotali. 212 páginas. Precio: 13 euros.

La bestia y la prostituta gobiernan sin control. Ante la desaforada insaciabilidad especulativa y el espectáculo del postureo artístico reivindicando su especificidad pedigüeña y su lugar al sol que más calienta, Jaime Gonzalo —buen conocedor de la sociedad actual, nada menos que cuarenta años dedicado a ese extraño oficio que es el de crítico de rock, y no solo— publica ahora algunas de las innumerables columnas que ha escrito en casi todas las revistas del género.

«Durante años, bastantes, pues sucede desde hace lo suyo, señalar públicamente la zombificación de un rock que sobrevive a través de las copias, endogamias, reediciones y reducciones que de sí mismo emite, redundaba para el hereje o infractor en saberse diana de críticas, también de reproches y algún que otro insulto. Fatalista, aguafiestas, cenizo, clamaban aquellos que ahora se desdicen, más o menos abiertamente, porque la realidad aúlla como si le clavaran alfileres en el meato urinario.

En la diminuta galaxia rock, lo más indicativo de estos años no ha sido no obstante esa paulatina muda de mentalidad, esa asunción colectiva de que ya no se puede seguir sosteniendo la mentira por mucho entusiasmo que la alimente, sino el que, gradualmente desvestido de esencias y significados, o sustituidos ambos por simulacros de esencias y significados, haya quedado oficialmente evidenciado y aceptado el rock como una colección de estereotipos con los que artista y público pueden establecer una complicidad de criterios por lo general sentimentales y taxonómicos, rara vez intelectuales y abstractos. Ya no hay retos, ni enigmas, ni epifanías —a no ser las que proporciona la juventud, la pereza o la ingenuidad—, tan sólo un baile de disfraces con el que enmascarar que en el expoliado pasado reside más por descubrir, y resolver, que en lo que se nos vende como futuro.»

No solo contra la asfixiante repetición del rock y sus pintamonas girando sobre sí mismos en perenne decadencia, estridente asteroide de cartón piedra teledirigido por los resortes efectistas del tinglado imperante. Sus editores han titulado este libroSobrevivir al paraiso, antología de 14 años de cartografía cultural a contrapelo, un mapa para recorrer los túneles que comunican la Ciutat Podrida con la Ciutat Morta, en donde Jaime Gonzalo mantiene un pulso con toda la bochornosa realidad circundante, enajenante espectáculo que provoca, necesariamente, la crítica del que agudiza lo bastante el discernimiento e intenta desasirse del pensamiento único. Con sobrado oficio, esa especie de anarquismo epistemológico que practica Jaime Gonzalo parte de la crítica a las ilusiones del mercado del rock, para desembocar en una crítica global del mercado de las ilusiones. Intercalada aparece la reflexión sobre el alcance del oficio de crítico a día de hoy, lo que pueda acaso este aportar contra el aplanamiento del discurso.