Jornadas Abril poles lluches campesines

Día 6. Proyección documental: Pararlo es posible (76′) + Campomanes 09 (4′). No TAV en Euskalerría, Italia y Asturies. Surigaia (Xixón). 19:30h

Día 7. Proyección documental: La MAT, ¿a dónde nos lleva el progreso? (29′). No MAT en Girona. Libélula Huerta (Avilés) 20h.

Día 15. Mercáu Social en Nava, de 11 a 15h. Intercambio de semillas, comida popular, exposiciones… / Mercáu Agroecológico y Artesanal de la montaña central (Pola Llena), de 11 a 15h.

Día 17. Mesa redonda: Alimentación, un derecho invisible. ¿Qué comen las que malcomen? Club de prensa LNE (Xixón) 20h.

Día 20. Mesa redonda: Soberanía Alimentaria. Voces de mujeres, con Patricia Dopazo, Irene G. Roces y Susana Libélula. La Manzorga (Xixón). 19:30h

Día 21. Mesa redonda: Soberanía Alimentaria. Voces de mujeres, con Patricia Dopazo, Irene G. Roces y Susana Libélula. Cambalache (Uviéu). 20h / Cine SOStenible. La Casa Azul (Navia).

Día 23. Comida popular. Agroecología en la boca: alimentando conciencias. Pista de la exposición de Las Meanas, Avilés (junto al campo de fútbol), a partir de las 13h

Día 26. Proyección documental: Fracking Patagonia, de Grégory Lasalle (45′). El Mataderu (Sieru) 19:30h.

Día 27. Proyección documental: Escombro, una historia a cielo abierto (80′), con Jaime Santos (director). La Semiente (L’Entregu) 19:30h. / Grupo de lectura: Los últimos, de Paco Cerdá (Pepitas de Calabaza, 2017). Cambalache (Uviéu) 19h.

Día 28: Proyección documental y cenador: Semente da libertade, de Alfonso Elvira (40′). L’Arcu la vieya (Uviéu) 19:30h. / Proyección documental: Frontera invisible, contra el aceite de palma (29′). Casa de la Cultura (A Veiga) 19:30h.

Día 30: Mercáu Popular agroecológico y artesano, en la Plaza del Pueblo (Santalla d’Ozcos), de 11 a 15h.


Luchas campesinas, todos los días

El 17 de abril de 1996, policías militares brasileños abrieron fuego contra una marcha del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil , en Eldorado dos Carajás, en el estado brasileño de Pará. Diecinueve personas fueron asesinadas. Su crimen fue luchar por el derecho a la tierra. Desde entonces, cada 17 de abril, campesinas y campesinos de todo el mundo celebran la lucha por la tierra, la defensa del territorio y los derechos de las personas que producen nuestros alimentos en todo el planeta.

La despoblación del campo es una realidad de sobra conocida: cada vez hay menos campesinas y campesinos, la agricultura funciona como una industria más, los alimentos recorren miles de kilómetros para llegar a nuestras mesas, y se dedican menos tierras a cultivar alimentos sanos y más tierras a producir mercancías baratas.

Las políticas agrarias y los Tratados de Libre Comercio -como el TTIP o el CETA- son una amenaza para acabar con lo poco que queda de las economías locales, y con la soberanía de los pueblos. Las semillas están sujetas a leyes de propiedad intelectual, y los procesos de mercantilización de la naturaleza convierten los alimentos en activos financieros y, por tanto, receptores de importantes inversiones, comercializables en el mercado financiero y sujetos a especulación.

Las campesinas, que producen la mayor parte de los alimentos que sostienen nuestra vida, ven cada vez más vulnerados sus derechos básicos a medida que empeora la crisis económica y ecológica. Esta situación está estrechamente relacionada con violaciones continuadas de los derechos humanos: expropiación de tierras, desalojos forzosos, discriminación y violencia machistas, dificultad de acceso a la tierra y falta de desarrollo rural, bajos ingresos y falta de acceso a los medios de producción, protección social insuficiente y criminalización de los movimientos que defienden los derechos de las campesinas y de las personas que trabajan en las zonas rurales en todo el mundo.

Asturies es un ejemplo de ese proceso de destrucción al que se ve sometido nuestro campo, como consecuencia de unas políticas agrarias dictadas en despachos cerrados a miles de kilómetros. Mientras las campañas publicitarias muestran una imagen de la Asturies verde y vendible del ‘paraíso natural’, las campesinas asturianas desaparecen o sobreviven a base de grandes esfuerzos, el aire del centro de la región es irrespirable, los pueblos se destruyen por abandono, los incendios asolan una y otra vez el territorio, se abandonan las comunicaciones y transportes públicos que unen los pueblos y se invierte en autovías y obras faraónicas que aíslan los pueblos y permitan un viaje más rápido en busca de otras alternativas de vida que aquí no parecen posibles. Quizá la finalidad de esas políticas sea, que esta tierra acabe convirtiéndose en un parque temático en el que mostrar un pasado del que ya solo queden vestigios arqueológicos.

La Soberanía Alimentaria se abre camino
La respuesta de las organizaciones campesinas de todo el mundo, unidas en la Vía Campesina, es la lucha por la soberanía alimentaria. La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a decidir cómo producir y distribuir sus propios alimentos, garantizando la alimentación sana y segura de todas las personas. Este derecho se sostiene en el trabajo de los campesinos y campesinas, de las pequeñas y medianas productoras, de las pescadoras, de las pastoras, de las indígenas que son quienes mantienen la producción de alimentos basándose en los conocimientos tradicionales y en la conservación de la biodiversidad.

Como en todas las luchas, queremos reivindicar el papel de las mujeres en ésta. La soberanía alimentaria también es feminista porque la está haciendo posible la resistencia cotidiana de las mujeres que cuidan nuestros cuerpos y de nuestros territorios. Y sin embargo, no puede ser sólo responsabilidad de las mujeres. Hombres y mujeres tenemos que ocuparnos de forma corresponsable de la alimentación y de todos los trabajos asociados al mantenimiento de la vida.

Pero son muchos los problemas a los que se enfrentan en esa lucha cotidiana: la falta de medios para desarrollar su trabajo; los bajos precios de los productos agrícolas; la desvalorización de la vida en el campo; la falta de políticas e incentivos que apoyen a la agricultura campesina, local y artesanal; la existencia de legislaciones adaptadas a la gran producción…

Por eso, para avanzar hacia la soberanía alimentaria se hace fundamental el apoyo decidido a la producción agroecológica local. En Asturies existe una red de pequeñas productoras, dedicadas a la agricultura y a la ganadería ecológicas, que a pesar de las dificultades crecientes, luchan por mantener unas formas de producción y de vida que les permitan continuar en el campo, y seguir cultivando y cuidando nuestros alimentos.

Alimentos para todas, responsabilidades compartidas
Todas somos responsables, en la medida en que todas somos consumidoras de alimentos y, por tanto, podemos tomar decisiones conscientes que pueden influir en nuestro entorno más cercano.

La bandeja de manzanas que recogemos de la estantería del supermercado, seguramente tiene detrás muchos pesticidas y abonos químicos que contaminan las tierras y las aguas, y capas y más capas de conservantes y plásticos que permiten que llegue en ‘perfectas condiciones’ a esa estantería, a pesar de haber recorrido miles de kilómetros. Quizá tenga también detrás a trabajadoras inmigrantes acosadas y explotadas, a agricultoras locales que no pueden competir en un mercado que disminuye cada vez más el precio de su trabajo, o al pequeño comercio del barrio que acaba teniendo que cerrar por la competencia desleal de las grandes superficies.
El consumo responsable implica consumir alimentos sanos, de cercanía y de variedades autóctonas. Alimentos adquiridos en los mercados locales y en las tiendas de nuestros barrios y producidos por campesinos y campesinas que habitan el territorio y que cuidan de nuestro entorno. Además estos campesinos y campesinas mantienen el mundo rural vivo, custodiando las tradiciones culturales y los saberes populares. El consumo responsable también implica nuestro apoyo a sus reivindicaciones y sus luchas que son las nuestras.

Desde la Campaña Asturiana pola Soberanía Alimentaria nos sumamos al llamamiento mundial de la Vía Campesina para conmemorar el Día Internacional de las Luchas Campesinas, y continuar trabajando para reforzar la soberanía alimentaria, la lucha contra el cambio climático y la conservación de la biodiversidad. Para luchar por una auténtica reforma agraria y una mejor protección contra el acaparamiento de tierras. Para continuar conservando, usando e intercambiando nuestras semillas. Para fortalecer la solidaridad con y entre las gentes campesinas.

17 de abril, Día Internacional de las Luchas Campesinas
Campaña Asturiana pola Soberanía Alimentaria