Ni la burguesía como clase ni el capitalismo como sistema son hostiles a la religión, ni siquiera a la Iglesia. La burguesía se opuso a la religión en la medida en que la religión se interponía en su camino. Contrariamente a los sistemas anteriores, el capitalismo no abarca ningún conjunto de valores de los que dependería y defendería.

La pérdida del antiguo papel espiritual principal de la religión en el mundo moderno no ha causado su desaparición. Lejos de ello: el capitalismo crea más espacio para la religión.

Gilles Dauvé (Francia, 1947) y Karl Nesic (Francia, 1945–2016) conformarían juntos Troploin, una firma con la cual durante doce años (hasta el 2012) publicaron artículos y libros sobre la lucha de clases, el trabajo, el comunismo, la comunización, la democracia; sin perder de vista su relación con otras dimensiones como la religión, la justicia, la identidad, o situaciones de conflicto como la guerra de Irak.

Se trata de dos autores proletarios que, junto a diversas actividades, han escrito, o aún escribe en el caso de Dauvé, no por un sueldo o reconocimiento sino para transformar el mundo.