En la imponente confrontación de clases que se dio en Francia en 1870–1871 y que tuvo en París su centro de gravitación, nos encontramos en su desarrollo con todo un conjunto de enseñanzas indispensables respecto a la revolución y a la contrarrevolución.
El proletariado se tuvo que enfrentar a todos y cada uno de esos elementos de la contrarrevolución que hoy siguen en pleno auge: guerra imperialista, repolarización en campos burgueses, cambios formales en el Estado (imperio por república), recambios en el gobierno, parlamentarismo "revolucionario", nacionalismo, comunalismo...
Se comprende que organizar en fuerza material las lecciones de ese combate captando tanto las posiciones que llevaron al proletariado a hacer temblar la dominación de la burguesía, como las ideologías, las debilidades, y los errores que finalmente le condujeron a la derrota, es una cuestión fundamental para el triunfo de la revolución social.

Proletarios internacionalistas

La reemergencia del proletariado a nivel mundial se confirma mediante revueltas que recorren diversos países y retoman los medios de lucha de siempre. Sin embargo, estas revueltas nos muestran la necesidad de ir más allá, de saber qué hacer cuando la furia proletaria se impone en la calle y el Estado se tambalea, cuando la burguesía se ve obligada a retroceder. En esos preciados momentos las minorías más decididas que genera el proletariado tienen un papel fundamental, de ahí que se busquen y se coordinen.
Hoy, como ayer, tratan de dar continuidad a la lucha, de extenderla internacionalmente, de llevarla hasta sus últimas consecuencias. Son una fuerza decisiva para la organicidad, dirección y autonomía de clase. Son un impulso del proletariado que trata de asumir todas las tareas que requiere su movimiento e impulsar medidas y criterios que nos acerquen a la revolución, a la abolición del Capital, a la gestación de una verdadera comunidad humana mundial.
Proletarios Internacionalistas es una pequeña expresión internacional de esa organización de las minorías revolucionarias, empeñadas en que esta ola de luchas sea la definitiva. Si algo caracteriza y delimita este proceso organizativo es por un lado la contraposición radical a la democracia, al parlamentarismo, al sindicalismo, al nacionalismo, al oportunismo y a todo tipo de fuerzas que neutralizan y liquidan la potencia subversiva del proletariado; por el otro asumir toda una totalidad de tareas imprescindibles en la lucha por la destrucción del capitalismo, de las clases sociales y del Estado.