Almanaque. Cosas que pasan en los pueblos que no veréis en las ciudades

Pastor González, José

Editorial: Ediciones Fantasma

ISBN: 9788412423631

Publicación: 2022

Nº de páginas: 65

Precio: 11,00 €.

Estos poemas nacen del conocimiento y de la experiencia, de la vivencia y de la emoción, del análisis crítico y la inteligencia. Se centran en una “españa vacía” que el espectáculo burgués capitalista nos ha romantizado para el consumo como “turismo rural”. Se escriben desde las entrañas de uno de esos pueblos en los que pasan cosas que no veremos en las ciudades. Y desde las entrañas del autor, algunas veces ácido, otras tierno, siempre profundo. 

José Pastor González da importancia a los hombres y mujeres, a la labor ardua en lugares no asistidos, abandonados, donde las comodidades son pocas y muchas las necesidades no cubiertas. Lugares en los que aún sobrevive el pasado denso que se enquista por dentro, el dolor de una guerra y un olvido. El robo del comunal, que hoy se traduce en la invasión hipster de las nuevas élites “alternativas”. Despliega un crisol de colores, aromas y cantos. Habla de la resistencia y la ternura, de las calles y los caminos, del paisaje y del paisanaje. De las musarañas, las lucíernagas, los topos. «Mientras en la televisión se habla de financiación autonómica y promesas electorales».

«La españa vacía no está vacía. Está olvidada, abandonada, envejecida, incomunicada, silenciada, ignorada, despoblada… pero no está vacía. En ella viven hombres y mujeres (y algunos niños, pocos) que día tras día sobreviven al abandono, al olvido, al silencio».

«y en los bares, aquí,
se habla de las torres de alta tensio?n en el valle de Lecrín
[Di NO a las torres de alta tensión en el valle de Lecrín]
o del real madrid-barcelona
y de que viene la policía nacional para renovar el dni
o que se acaba el plazo para la declaración censal del ganado
y de las próximas elecciones generales
donde lo que más se repite es el
«yo voto a cualquiera que prometa subir el precio de la almendra».

«Es el mes que nació Bukowski y Lou Reed y Van Gogh
el mes en que Virginia Woolf se llenó de piedras sus bolsillos.»