De memoria (II). El duelo de la inocencia: un día de septiembre de 1973 en Barcelona

Rouillan, Jann-Marc

Editorial: Virus

ISBN: 9788492559213

Publicación:

Nº de páginas: 186

Precio: 15,00 €.

—¿Qué dirás delante del pelotón?

Nunca me ha gustado hablar de ello. Al igual que nunca hablo de la cárcel. No quiero obsesionarme: debes hacer lo que crees justo, sean cuales sean los riesgos.

—¡Porque a ti, cuando te pillen, te fusilan fijo!

Sonríe señalándome con el dedo. Como muchos otros barceloneses, el Metge estaba convencido de ello. Sí, irán a por mí... o a por Oriol, evidentemente.

—Ravachol no tuvo tiempo de terminar la frase «Viva la rep...», cuando la cuchilla lo decapitó —me dice, mientras, con un gesto teatral, se lleva la mano al cuello.

Le devuelvo la patata caliente:

—¿Y tú? ¿Qué gritarás tú?

—¡Viva la anarquía!

—¡Pero si tú no eres anarquista!

Se hace el sorprendido. Ya nos hemos peleado bastante sobre eso durante las reuniones de la revista como para devolverme esta burla.

—Me da igual —y deja escapar una sonora risotada—. Suena bien, ¿no?


A finales de los años sesenta y principios de los setenta, España era un hervidero político en el cual los cuadros de la vieja izquierda y de la ultraizquierda nacida al calor de las movilizaciones obreras  y del movimiento estudiantil se preparaban para dar el salto a la legalidad y al nuevo-viejo régimen de democracia monárquica tutelada por los militares. Este iba a recompensar la desmemoria y el colaboracionismo de la oposición domesticada o domesticable con un reparto generoso de cargos en la administración pública y la política, y con espléndidas subvenciones y chanchullos a los sindicatos «adictos» al nuevo régimen. El resultado era previsible, pero pocos fueron los que se opusieron de verdad a las traiciones de la Transición.

 

Jann-Marc Rouillan en esta segunda parte de sus memorias aborda los trepidantes días de discusión y acción en Barcelona con sus compañeros del MIL, en la última etapa de esta organización revolucionaria. A la necesidad de recuperar el hilo de la lucha insurreccional iniciado en julio del 36 y continuado tras la guerra por los grupos guerrilleros, se añadía la intención de superar los esquemas clásicos del vanguardismo armado, que no hicieran del MIL un fin en sí mismo. Se trató, ciertamente, de uno de los intentos más importantes de renovar las estrategias de confrontación con el orden económico y político en todas sus formas, pero que toparía tanto con la mezquindad de «los demócratas» como con la indecisión de buena parte de la ultraizquierda. Una tentativa ambiciosa y prometedora en muchos sentidos, pero que quedaría grabada en la memoria colectiva por la detención de Salvador Puig Antich y su ejecución el 2 de marzo de 1974, tras una serie de incidentes que se inician tal como relata el autorel 16 de septiembre de 1973 con la caída de dos militantes del MIL tras un atraco en Bellver de Cerdanya. Antes de esto, el MIL ya había decidido su autodisolución, pero no es hasta esta sucesión de acontecimientos que Jann-Marc Rouillan y Jean-Claude Torres se ven obligados a huir a Francia, donde proseguirían su acción revolucionaria.