Ninguna tierra es la nuestra es a la vez una antología poética y una propuesta didáctica. Reúne un conjunto de voces poéticas de distintas tendencias que comparten la singularidad de experimentar el desarraigo. En ocasiones, producto de una decisión personal que entraña renuncias y sacrificios; en otros casos, la vida en la patria se ve amenazada por una violencia asesina y se busca refugio en el exilio. Pero siempre, el emigrante o el exiliado, el nómada, el extranjero, se ve confrontado con una misma realidad: la vida lejos de los suyos. Y la respuesta poética tiene un universo común: la soledad, el desamparo, la añoranza…

La antología se acompaña de una reflexión pedagógica sobre el tratamiento de la poesía en el escenario escolar y se postula la oportunidad de que ésta ocupe un espacio singular, acompañada de otros lenguajes como los musicales y los plásticos.

Nada puede contribuir más a la aspiración de sociedades de hombres y mujeres libres e iguales que la constatación de que el ser humano alberga aspiraciones y padecimientos semejantes. Superar el eterno calvario de la explotación, de la intolerancia, del racismo, de la sospecha, del envilecimiento moral exige una educación sentimental construida éticamente. Tal es la pretensión última del trabajo.

El Grupo Eleuterio Quintanilla, un colectivo de pedagogía crítica con numerosos trabajos en su haber, ha publicado en esta misma colección “Pensad que esto ha sucedido” (2007), una guía para el estudio del Holocausto.