En el momento histórico en el que vivimos, la cuestión de las relaciones entre el Islam y las mujeres es un problema candente. La historia de Doria Shafik, la primera mujer extranjera que presentó en 1940 en la Universidad de la Sorbona una Tesis sobre la situación de la mujer en Egipto, la feminista que luchó incansablemente por la igualdad de derechos de mujeres y varones, que tuvo contacto con las organizaciones de mujeres de todo el mundo, no sólo de lo que hoy se considera “Occidente”, sino también de Turquía, Pakistán, India, Líbano, Japón, etc., que en 1947 cuando la ONU autorizó la división de Palestina, tomó una posición combativa en contra de ella, apoyando sobre todo a sus mujeres, esa historia merece ser releída desde claves diferentes a las que se han venido utilizando. Cien años después de su nacimiento, la autora se acerca a ella no sólo como feminista sino también como filósofa, y con un lenguaje directo, ameno y riguroso nos va descubriendo el perfil de una mujer desgarrada entre sus idead de igualdad y libertad, que algunos egipcios veían como una forma más de colonialismo, y el fuerte apego a sus raíces y su cultura. Mujer muy controvertida en su país por llevar hasta el límite sus convicciones, pero a la que quizá hoy comprendamos mejor porque el feminismo es un movimiento que lucha por la emancipación de todas las mujeres y que, por tanto, tiene que formar parte de una cultura universal.