La experiencia de la cárcel supone una ruptura en la biografía de muchas personas, pero en el caso de las mujeres extranjeras este espacio de reclusión está doblemento alterado, confinado y transportado. Las penas privativas de libertad impuestas a este colectivo reiteran un guión parecido: una mujer salde de Bogotá para Barajas con tantos kilos de cocaína, se la detiene en el aeropuerto e ingresa inmediatamente en prisión. Delito contra la salud pública, nueve años de condena, nueve años de cárcel. La mayoría son madres solas que viajan por la necesidad económica de sostener una familia, otras buscan salida a la pobreza y a la dependencia que viven en sus países.

Se trata de un trabajo pionero en España acerca de mujeres extranjeras presas, tanto por la información teórica y empírica sobre las distintas políticas -migratorias, anti-drogra y penitenciarias y de bienestar- que aporta, como por la metodología utilizada.