Tantas lágrimas han corrido desde entonces

Cervera, Alfons

Editorial: Montesinos

ISBN: 9788415216377

Publicación: 2012

Nº de páginas: 160

Precio: 16,00 €.

Tantas lágrimas han corrido desde entonces (Barcelona, ed. Montesinos, 155 páginas), es como un puzzle delicadísimo escrito desde la mirada y los recuerdos, envueltos en la incertidumbre que les es consustancial, de unos personajes de abajo. Pedazos de vida, siempre desde el enfoque de lo nimio y lo cotidiano, pero que van plasmando progresivamente la historia universal de todos los exiliados, de antes y de ahora, de quienes salieron a raíz de la derrota republicana de 1939, de quienes salieron después, acuciados por el silencio impuesto por la dictadura y el hambre, de quienes salen ahora de África, con los mismos sueños de vida mejor, rápidamente segados.

La fragmentación de los diversos tiempos vividos por los personajes permite, página tras página, recomponer una epopeya sencilla, la de los que se exiliaron, sin saber acaso que iba a ser imposible el regreso.

La novela avanza gracias a la subjetividad de unos cuantos personajes, un grupo de exiliados españoles que compartieron un tiempo "la casa del canal", en Orange. Se yuxtaponen los recuerdos, se responden, se confirman, en un doble movimiento de ida y vuelta: de "los buenos tiempos" (que nunca fueron buenos) al presente, y de Los Yesares, lugar de partida, el pueblo de los maquis, hasta Orange, la ciudad francesa que les acogió mal que bien, pero que paradójicamente ahora está en manos de la ultraderecha. Al lector se le invita a reconstruir la historia de estos personajes poco a poco, en una espiral narrativa que refleja el procedimiento mismo de la memoria, añadiendo cada vez un detalle, corrigiendo algo, etc.

El acontecimiento que desencadena este derroche de recuerdos es la muerte de Teresa, la madre de Alfons y Claudio (como personajes de la novela), a los 90 años, y su entierro en Los Yesares, como si con esa muerte, todos los recuerdos vinculados a la historia común de la difunta con el resto del grupo fueran a desaparecer, como si recordar fuera el único homenaje posible, la única manera de no zozobrar del todo.