Grupo de lectura: La vida sin maquillaje


El último jueves de cada mes, a las 19h, se reúne el grupo de lectura. En octubre comentaremos la novela La vida sin maquillaje, de Marysé Conde.

Honesta e irónica, delicada y brutal, Maryse Condé vuelve a ensanchar los límites de la autobiografía para construir un bello relato universal: el de una mujer desposeída que, sin dejarse arrastras por los embates del destino, busca incansablemente la plenitud y la felicidad.

Después de rememorar su infancia en Corazón que ríe, corazón que llora, Maryse Condé retoma el relato de su vida y nos invita a acompañarla en la apasionante travesía que marcó su juventud: un periplo que comienza en París, con un embarazo accidental y el abandono del hombre al que ama, y que la lleva a vagar por distintos países de África en busca de esa identidad que ya empezaba a entrever con el descubrimiento de la negritud. Costa de Marfil, Guinea, Ghana y Senegal conforman el poliédrico escenario de la transformación vital de Maryse, que se pasea por los círculos revolucionarios del socialismo africano y se entrega a la fiebre de la creatividad literaria al tiempo que se enfrenta a diversos desengaños amorosos, a los obstáculos de la maternidad no deseada y a los estragos emocionales de la orfandad. Narrar su historia tal y como es, sin maquillaje ni paliativos: ese es el eje que vertebra la obra, revelándonos un espíritu que, a pesar de sus terribles sufrimientos, conservó intacta su pasión por la vida.

Traducción de Martha Asunción Alonso.

Maryse Condé nació en 1937 en Pointe-à-Pitre, capital del archipiélago antillano de Guadalupe. Fue la menor de una familia de ocho hermanos. Cuando tenía dieciséis años, se marchó a París para estudiar en el liceo Fénelon, y después en La Sorbona. Allí conocería a Mamadou Condé, un actor guineano con el que contrajo matrimonio en 1959 y del que se divorciaría veintidós años después para casarse con Richard Philcox, el traductor al inglés de la mayor parte de su obra. Tras terminar sus estudios, trabajó como profesora de francés en Guinea, Ghana y Senegal, hasta que en 1970 volvió a Francia. Cinco años después se doctoró en Literatura Comparada; su tesis versaba sobre los estereotipos negativos de la población negra que aparecían en la literatura caribeña.