El viernes 28 de octubre a las 20h Proyección cortometraje: Anti-mulleres. Existir mal. Beatriz Saiáns (23’). Con Pastora González, del colectivo Nais contra a Impunidade. Cena de traje (yo traje esto, tú esto otro…).
Quince personas del colectivo Nais contra a Impunidade serán juzgadas, el próximo 2 de noviembre, por injurias a la Guardia Civil. Se enfrentan al pago de multas de 3.500 euros cada una de ellas –más de 50.000 euros entre todas– por una concentración de duelo celebrada en 2010 por la muerte de Diego Viña. Entre las personas imputadas se cuentan familiares del propio Viña, abogados y otras personas del colectivo, entre ellas Pastora González, madre de Xosé Tarrio, quien murió en la cárcel de Teixeiro en 2005. [más info]
Pastora pertenece a la Asociación Madres unidas contra la Impunidad y es una de las personas denunciadas.
Un minuto de los 23 que dura el cortometraje Anti-Mulleres. Existir mal congela el tiempo, lo suspende en espera de una respuesta. Pastora mira a cámara y lanza la pregunta: «¿Quién me paga a mí lo que le hicieron a mi hijo, que lo mataron allí dentro, quién me paga eso, que me rompieron por dentro?».
Ella, del colectivo Nais Contra a Impunidade (Madres Contra la Impunidad), perdió a su hijo en la cárcel, condenado a dos años y medio –que se convirtieron finalmente en 16, 12 de ellos en aislamiento–, y es una de las voces que hablan en el documental, dirigido por Beatriz Saiáns.
Sociólogas, activistas, investigadoras, madres, psiquiatras, presas y una funcionaria de prisiones muestran las distintas maneras de enfocar «cómo trata a la cárcel a las mujeres», explica a Diagonal la realizadora de la película.
Una experiencia teatral cuando estudiaba en Oporto en 2014 fue lo que puso en contacto a Saiáns con las vivencias de las mujeres presas y le llevó a la idea de hacer un documental. Entonces participaba en un colectivo feminista y formaron un grupo de Teatro del Oprimido con el que llevaron obras a lugares como la cárcel de Santa Cruz do Bispo. Allí creció la semilla, la necesidad de contar lo que nunca se cuenta. Y la de escucharlas a ellas.
Saiáns recuerda que su trabajo parte de «la idea de que ese héroe malvado, ese delincuente inadaptado, ese rebelde equivocado y valiente; ese extraordinario papel, no se escribió para las mujeres. Teniendo esto claro, deben existir anti-mujeres, que por existir ya pagan un precio muy alto. Anti-Mulleres pretende ser un diálogo entre ellas, haciendo énfasis en la maternidad, uno de los temas más recurrentes en las presas».
Cuestionar la instaurada concepción de que la mujer, madre y esposa que comete un delito es un ser monstruoso, algo impropio de ella, es una de las visiones que ofrece el trabajo de Saiáns, como ella misma afirma: «A las mujeres se las ha encerrado para corregirlas si no se comportaban como su ‘delicada’ naturaleza requería. Por el contrario, a los hombres se les castigaba por el delito que cometían. Muchos siglos más tarde, las mujeres presas en la cárcel realizan menos motines, peleas y agresiones que sus compañeros hombres en prisión y son más sancionadas que ellos».
En el documental, que su autora dirige a «las personas interesadas en mujeres que no cumplen la norma», todos los testimonios son de mujeres, fabricando un diálogo a muchas voces que obedece a una razón de ser, según expone Saiáns: «Me parece importante construir un cine en el que las mujeres se relacionen entre ellas y no exclusivamente con Él. Porque el cine no sólo cuenta una historia, también construye un punto de vista; y en la mayoría de las películas que consumimos, las mujeres no se relacionan entre ellas. Las mujeres encarnan la parte estética y ellos el significado de la película. Hay que preguntarse por qué, o por lo menos yo me lo pregunto; por qué si en nuestro cotidiano nosotras tenemos relaciones con mujeres: hermanas, compañeras, novias, amigas, madres, maestras… ¿por qué no estamos representadas de esta manera en el relato audiovisual?».
Volvamos al material con el que ha trabajado la directora. ¿Qué ha sido lo más duro de realizar este documental? En su respuesta no hay dudas: «Saber que la cárcel sigue ahí, hermética, llena de cuerpos que reformar y castigar. Cuerpos que abandonar y almacenar. Lejos de todo, para que nadie la vea, para que nadie piense en ella. Nawal al Saadawi dijo que en la cárcel no lo pasas mal por los mosquitos, la comida o la tortura –yo añadiría que también por esas cosas– sino por la arbitrariedad. La arbitrariedad te demuele el espíritu».
23 minutos después, Pastora sigue esperando respuesta. Y el tiempo, congelado.