El viernes 8 de noviembre a las 20h Presentación del libro La Revolución de Octubre. Quince días de comunismo libertario (Fundación Anselmo Lorenzo, 2019), de Fernando Solano Palacio. Con José Ramón Palacios, presidente de la Fundación.
La Revolución de Octubre, publicado por primera vez en 1936, es algo más que la mera historia de los sucesos de octubre del 34. Se trata de un valiosísimo testimonio de la Revolución de Asturias.
El texto se resiente, en su redacción, de las circunstancias en que fue elaborado, la cárcel; se resiente además de cierta prisa, que el mismo autor admite, por parte de los cenetistas para publicarlo. A pesar de todo, no pierde un ápice este testimonio de frescura. Y, presidiéndolo todo, un amor por la verdad que debería ser ejemplo para muchos historiadores; porque la verdad es revolucionaria, y sobre ella siempre se podrá construir algo de provecho, sólido.
Aunque el texto fue publicado por primera vez en 1936, los sucesos de julio de ese año hicieron que no tuviera la repercusión que su trabajo merecía. Mucho más tarde, en los 90, la FAL inauguraba su apartado editorial con un puñado de libros entre los que se encontraba el de Solano Palacio, que, pese a todo, tuvo una vida efímera y se agotó rápidamente. Ahora, atendiendo a la demanda de un título fundamental para entender los sucesos, pueblo a pueblo, de la Comuna Asturiana, se reedita con un diseño y maquetación actuales.
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¡Oh quien lea estas páginas no las podrá olvidar nunca!
Poned, al lado de esa generosidad popular, respetando a las mujeres de los guardias civiles, deteniéndose ante una columna de fuerza enemiga, porque colocan al frente a un niño de doce años; salvando la vida de los vencidos, protegiéndola, no usando de ninguna de las tretas legítimas de la guerra; poned, al lado de esa caballerosidad jamás desmentida de los obreros, el horror de la represión desencadenada. El espanto de la colonización de la tierra mártir, pasto de las llamas, asolada por los aviones de bombardeo. Los vientres abiertos de las mujeres violadas degolladas luego, con las mamas cortadas. Los vencidos proletarios pasados a la bayoneta; las guerrillas que caían en poder del enemigo estatal, fusilados inmediatamente. Los presos torturados, sometidos a todos los suplicios. Resucitados los más espantosos horrores de la inquisición por las fuerzas vencedoras. Y lo que no se hace en guerra alguna, practicado en esta fratricida, civil, en la que los «soldaditos del pueblo» tiraban a conciencia sobre sus hermanos proletarios.
¡Cuántas enseñanzas tremendas! ¡Qué ejemplaridad cruel para estas multitudes generosas, que supieron morir y no sabían matar!
Federica Montseny
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