Fuera de la ley. Hampa, anarquistas, bandoleros y apaches. Los bajos fondos en España (1900-1923)

VV.AA.
Editorial: La Felguera
Publicación: 2016
Nº de páginas: 566
Precio: 23,00 €.

En 1909, mientras Barcelona ardía durante los graves disturbios de la Semana Trágica, aún resistían los últimos legendarios bandoleros andaluces. El ejército del hampa estaba formado por un universo fascinante: dronistas, sirleros, espadistas, ratas de hotel y, por supuesto, apaches, tipos tatuados que cruzaron la frontera francesa y se establecieron en España. Pistoleros de extrema derecha se enfrentaban con grupos anarquistas expertos en el uso de la star y, con frecuencia, unos y otros podían encontrarse en cabarets, cafés cantantes, siniestras tabernas donde se reunían golfos y randas, matones y bohemios. Al mismo tiempo, surgían grupos terroristas como La Banda Negra, dirigida por un oscuro y falso barón, que también tenía su réplica en una conocida banda de atracadores de trenes. Eran los años del cloroformo, del éxito de Fantômas y el temido cotú, la navaja de dronistas y sirleros. Se les llamaba «chusma encanallada», «gente de mal vivir» y eran los dueños de los bajos fondos en medio de un universo que todavía hoy nos resulta extraño y casi desconocido.

Ésta es una obra única, ambiciosa y monumental, compuesta por decenas de artículos y ensayos, ilustraciones y fotografías del hampa, un recorrido por una época y unos años (desde el cambio de siglo a la dictadura de Primo de Rivera y la creación del grupo Los Justicieros, del legendario anarquista Durruti) de una España fascinante, un país de intrigas políticas, titánicas luchas entre polis y ladrones donde brillaron nombres como los de Fernández-Luna, el inspector que le declaró la guerra al Fantômas español, y los grandes falsificadores y estafadores. Las explosiones se sucedían casi cada semana y los anarquistas se armaban para hacer frente a los grupos terroristas de la patronal.

Fuera de la ley. Hampa, anarquistas, bandoleros y apaches. Los bajos fondos en España (1900-1923)
retrata el mundo de los bajos fondos descrito magistralmente por Pío Baroja, una mirada inaudita a nuestro propio pasado que incluye un maravilloso cuaderno con más de medio centenar de fichas policiales anteriores al uso de la huella dactilar y donde los tatuajes de los reseñados son copiados a mano alzada, así como un diccionario de jerga «caló-criminal» de la época.