Si un escritor es un catálogo de voces, estas páginas ofrecen un amplio registro de una prosa escrita a contrapelo y al servicio de un pensamiento abiertamente crítico con el sistema y el orden establecidos. Gisbert, sin perder el sentido del humor, examina temas incómodos y ásperos como el pasado fascista de España y en Europa, y su peso en nuestras vidas; la perversión acumulada en los cuerpos; el autoengaño como forma de subsistencia; o la brecha entre lo que pensamos y lo que decimos. Textos de verbo duro y ágil (que podría recordar a Bernhard y a Rodrigo García), con los que Gisbert interroga la realidad de hoy y sus paradojas en una democracia de tarjeta de crédito, rosa por fuera y negra por dentro.