Libro de la reproducción asistida para lesbianas y solteras

Cediel Sáez, Raquel

Editorial: La Calle

ISBN: 9788416164448

Publicación: 2016

Nº de páginas: 176

Precio: 16,00 €.

Los derechos de las lesbianas no podrían ser distintos de los derechos de las mujeres. En la reproducción como en el placer, la Naturaleza nos ha dado más responsabilidad, más libertad y, en cierto modo, también ventajas. Estamos dotadas de poderes propios. Custodiamos, por suerte, un pequeño órgano que asoma poco más que un guisante cuya función exclusiva es la voluptuosidad: existen los multiorgasmos, existen las eyaculaciones femeninas, existe el parto orgásmico y existe el amor, con mayúsculas, entre iguales. Conocer los poderes propios es un deber que nos dará la capacidad de ir comportándonos de forma particular en circunstancias particulares.
El aprendizaje de nuestra especificidad surge del interior del propio cuerpo. Nos completamos, añadiendo lo que echamos en falta especialmente para hacernos más perfectas.
Toda mujer tiene una sexualidad que puede ser asumida, interrogada y desarrollada. Lo que hace que cada vez más mujeres deseemos aventurarnos con otras mujeres depende de las
oportunidades y los tabúes culturales a los que debamos enfrentarnos, aunque es cierto que las mujeres somos más selectivas a la hora de elegir con quién, dónde y cómo queremos
expresarnos eróticamente, también lo es que no hay grandes diferencias entre los deseos de mujeres heterosexuales y lesbianas, como demostró Ellen Laan1 a la comunidad internacional
de sexólogos en la década de los noventa.
La capacidad reproductiva de las mujeres es un derecho natural con dos caras: el derecho a reproducirse o el derecho a no reproducirse. En cualquier caso, hacer lo que es natural
significa entonces actuar con los poderes propios. Ser lesbianas y madres implica una conformidad con la Naturaleza, una aceptación del ciclo vital y una transigencia con la especie
que nos será recompensada con la reactivación de las capacidades cognoscitivas. Después del parto –como todo el mundo sabe– nadie es la misma. Pero se trata de una conformidad activa
por el pronunciamiento en la cultura, por la revolución en la familia, por la insurrección en los valores y la innovación en la educación dentro de las sociedades patriarcales y heteronor-
mativas en las que vivimos inmersas. (...)