Los avances en investigación sobre movimientos migratorios exigen cada vez más caminar por nuevos escenarios. En la actualidad se debe seguir profundizando en las fórmulas de integración de los jóvenes, inmigrantes e hijos de inmigrados, así como de las mal llamadas segunda y tercera generaciones, y las diversas trayectorias de incorporación que se practican en destino.

El inmigrado, persona que vive entre dos mundos, tiene la fortuna de transitar entre culturas y, si logra alcanzarla, la oportunidad de obtener una competencia multilingüe, enriqueciéndose de ello. Ahora bien, para que esto sea factible las sociedades de acogida han de plasmar, mediante filosofías activas, programas y fórmulas adecuadas que conduzcan al aprovechamiento de todo ese potencial que está al alcance de los jóvenes. Este es el gran reto de la escuela moderna.