Parentesco

González Sanz, Alba

Editorial: Suburbia Ediciones

ISBN: 9788494044359

Publicación: 2012

Nº de páginas: 46

Precio: 10,00 €.

El título del segundo poemario publicado por Alba González Sanz (Oviedo, 1986) no lleva a engaño: es este un libro sobre la familia, sobre el modo en que nos relacionamos con ella durante el proceso que lleva de la infancia a la edad adulta.

Resulta significativo que el poema de apertura se titule precisamente «Genealogía (I)», y que como tantos textos que hacen referencia al origen de una estirpe, nos encontremos en él con un personaje de aires míticos. La Abuela Benigna, en una época y en un escenario inconcretos, se enfrenta a una osa que decide perdonarle la vida y permitir así que sus descendientes nazcan. Se inaugura de este modo la historia de una familia, al tiempo que brota la sospecha de que toda existencia es una mezcla de azares y de lealtades.

Hay un poema más adelante, casi al final del libro, titulado «Genealogía (II)», en el que asistimos a otra suerte de nacimiento, provocado ahora por el amor, un amor carnal, no familiar. Dos genealogías, dos orígenes: el de los ancestros y el de la autoafirmación de un cuerpo a través de otro. Y ambos emparentados poéticamente por una misma acción: la de afilar. Primero de forma simbólica (la vida que «afila caminos», mientras la osa esconde sus garras) y más tarde de  forma literal, por medio de la evocadora figura de un afilador ambulante.

El título del segundo poemario publicado por Alba González Sanz (Oviedo, 1986) no lleva a engaño: es este un libro sobre la familia, sobre el modo en que nos relacionamos con ella durante el proceso que lleva de la infancia a la edad adulta.

Resulta significativo que el poema de apertura se titule precisamente «Genealogía (I)», y que como tantos textos que hacen referencia al origen de una estirpe, nos encontremos en él con un personaje de aires míticos. La Abuela Benigna, en una época y en un escenario inconcretos, se enfrenta a una osa que decide perdonarle la vida y permitir así que sus descendientes nazcan. Se inaugura de este modo la historia de una familia, al tiempo que brota la sospecha de que toda existencia es una mezcla de azares y de lealtades.

Hay un poema más adelante, casi al final del libro, titulado «Genealogía (II)», en el que asistimos a otra suerte de nacimiento, provocado ahora por el amor, un amor carnal, no familiar. Dos genealogías, dos orígenes: el de los ancestros y el de la autoafirmación de un cuerpo a través de otro. Y ambos emparentados poéticamente por una misma acción: la de afilar. Primero de forma simbólica (la vida que «afila caminos», mientras la osa esconde sus garras) y más tarde de  forma literal, por medio de la evocadora figura de un afilador ambulante.

Un libro espléndido, muy pensado, muy trabajado y destilado, en el que predomina una dicción poética sencilla, de línea clara, pero dotada de una gran intensidad, y que no evita puntuales riesgos formales, siempre medidos y  justificados. Una obra viva, emocionante, que cuenta con el aliciente añadido de su coherencia temática y de su efectiva estructura cronológica. Un trayecto por la memoria personal y generacional que merece, por encima de todos los elogios, un enorme número de lectores.

Juan Vico