Ordenanzas municipales de convivencia. Las Prostitutas (La Madeja nº 0)

ordenanzas 1

ordenanzas 2

¿Cuál es la «ofensa», que se haga o que se vea? ¿No será, sobre todo, ser mujer pobre y no estar escondida?

Ana García Fernández

Sí, las prostitutas y no la prostitución. También las personas inmigrantes y no la inmigración; las personas pobres y no la pobreza; las y los grafiteros y no las expresiones artísticas libres en la ciudad; la juventud participante en los «botellones» y no el alcoholismo; las criaturas –y no tanto– que juegan en la calle al fútbol o con el monopatín y no el deporte, etc. De esto se encargan al parecer estas ordenanzas municipales «de convivencia» que están apareciendo como setas por todo el Estado español desde que la Federación Estatal de Municipios y Provincias hiciera un documento «tipo» para que hubiera homogeneidad, evitar que cada equipo municipal pudiera pensar acorde con las ideas de la gente a la que representa y facilitarles el trabajo de invisibilizar y castigar a éstas y a otras personas a través de la sanción económica correspondiente –que en ocasiones asciende hasta los 3.000 euros–.

Así, nos encontramos con menciones a masajes en la calle o a aparcacoches espontáneos en lugares en los que su población ni siquiera había pensado en ello. Pero la alusión a las personas que ejercen la prostitución en las vías públicas aparece en casi todos estos textos locales –no importa el signo político del Ayuntamiento en cuestión–. Sanción, sanción, sanción… casi siempre sólo a ellas.

También han aparecido, en casi todas las localidades, diversas personas y organizaciones sociales mostrando su rechazo hacia estas ordenanzas por dos motivos principales: el recorte de libertades que implican tanto para las voces artísticas como para la expresión pública de las ideas de multitud de colectivos y organizaciones sociales; y el ensañamiento que muestran para con las personas con menos recursos que se atreven a no esconderse. Pero pocas voces se han alzado para señalar las consecuencias que estas normativas tendrían en las personas –mujeres principalmente– trabajadoras del sexo que establecen los acuerdos de sus intercambios sexuales en la vía pública, ni para que estas mujeres públicas tengan una voz pública. Silencio, silencio, silencio…

¿Cuál es la «ofensa»: que se haga o que se vea? ¿No será, sobre todo, ser mujer pobre y no estar escondida?

Algunas direcciones de Internet de interés:
https://www.colectivohetaira.org/web/trabajo-sexual.html
https://lacalleesdetodos.blogspot.com