Desalojos (La Madeja nº 1)

Desalojos
Miriam Reyes. Editorial Hiperión (2008). 68 páginas.

José María Gómez Valero

Algo maravilloso sucede cuando la poesía logra ser voz de la herida y dejarnos en el alma ese inconfundible sabor a verdad honda que nos conmueve, que nos ayuda a mejor mirar el mundo, transformándonos y haciéndonos crecer. Es la poesía en esas ocasiones un puente en el que nos aventuramos. Un puente en el que encontrarse, en el que sentir, recordar, amar, lo vivo y sus filos, celebrándolo.

Sólidos y vibrantes puentes en los que permanecer nos ofrece la obra de Miriam Reyes, una poeta que sostiene un proyecto de escritura consistente, de largo y fértil recorrido en sus búsquedas –tan lúcidas, tan honestas–, donde una exigente pugna con el lenguaje se anuda con una mirada asombrada y audaz. «Mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos», decía Alejandra Pizarnik.

Después de los excelentes Espejo negro (DVD, 2001) y Bella Durmiente (Hiperión, 2004) Miriam Reyes nos regalaba este Desalojos, un libro desgarradoramente hermoso, estremecido y estremecedor, que rebosa poesía reveladora en cada pulso, en cada giro.

En los poemas que lo conforman nos habla la mujer que es testigo del paisaje que perfilan las pérdidas, quien convive y dialoga íntimamente con los diferentes rostros que depara el hueco. El libro se divide en dos partes: en la primera, más extensa, se compone una intensa secuencia cuyo escenario es el lugar del duelo: alguien narra lo que le acontece cuando una persona de relevancia articuladora en la estructura familiar muere, lo que significa y desencadena su desaparición, lo que mueve, aquello que oscurece y aquello que alumbra.

En la segunda parte los poemas se sitúan a cierta distancia, temporal y espacial, energética, de los hechos: se plantea el desabrigo posterior, las dificultades, la salvación desde el recuerdo, el deseo de duración. Nos lleva el conjunto del libro a reflexionar sobre el dolor del vínculo y la identidad que construye: las puertas que abre al amor y sus extrañamientos. Todo desde una voz cercana que, temblando de frío y serenidad, nos dice y nos guía.

Desalojos es un cuerpo vivo que nos invita a alojarnos en él. Leer un poema de este libro nos aboca a respirar con la respiración del poema, a ver por sus ojos, a estar –a ser– profundamente allí, pase lo que pase allí. Leía a Miriam Reyes en una entrevista: «Escribo para no dormirme, para no perderme, para no olvidarme, para no callarme ni negarme a mí misma, para comprender y aprehender lo que vivo». Sólo nos queda decir: gracias, Miriam, gracias por escribir.


En la web de la autora, www.miriamreyes.com, se pueden leer textos de sus distintos libros editados, además de conocer el interesante trabajo que realiza como videocreadora anudando imagen y poesía.